Es un ejemplo de la política ilustrada con una moderna visión tanto de la producción como de la vida de los trabajadores, además de ser una joya arquitectónica. Por ello, ha sido declarada Bien de Interés Cultural en 2007.
La Real Fábrica de Orbaiceta constituye una buena muestra del nuevo modelo industrial de establecimientos rurales impuesta por la monarquía borbónica a partir de 1766, para emplazar las factorías junto a los recursos naturales , que responde a un concepto fabril renovador, el de los pabellones independientes. El agotamiento del carbón en la fábrica de Eugi, fundada en 1766, hizo necesaria la construcción de una nueva en Orbaiceta, en 1784, ya que ofrecía unas magníficas condiciones por sus abundantes recursos en agua, bosques y minas de hierro. El proyecto de Orbaiceta, que tomó referencia el de Eugi, se planteó como núcleo autosuficiente aislado en el medio rural fábrica/población para responder a su modelo productivo de localización junto a las fuentes de las materias primas. Para su emplazamiento se escogió una finca en pendiente en donde existía una ferrería, no lejos del núcleo histórico de Orbaiceta y junto al río Legarza, ya que ofrecía las condiciones ideales para implantar el modelo deseado de explotación racional. Esta Real Fábrica se organizaba en dos plataformas dispuestas longitudinalmente y en paralelo al río: el poblado en la zona alta y la fábrica en la baja junto al río. La conformación de la plataforma residencial exigió la construcción de un muro de contención que debía sujetar los terrenos En la construcción de esta fábrica se utilizo la piedra de sillería caliza y la mampostería Este conjunto industrial, a pesar del estado semirruinoso de sus instalaciones, todavía conserva parcialmente los alzados de algunos elementos: taller de cerrajería, taller de molderería y dos hornos de fundición, depósitos de municiones, un horno siderúrgico doble, un canal construido sobre sólidos arcos de sillería y la presa. A lo largo del siglo XVIII la fábrica experimentó una serie de episodios de destrucción y reconstrucción hasta que cerró definitivamente en 1873 por no ser competitiva. La comunicación entre el poblado y la industria se practicaba por dos escaleras que se enmarcan por cuatro elegantes portadas de sillería, las del poblado adoptan un carácter más monumental: un acceso en arco escarzado enmarcado con pilastras cajeadas y protegido con un tejadillo.