Originalmente la fábrica se dedicó a la producción de tejidos de seda, hasta que en 1953 se especializó en la fabricación de telares Iwer. Tras sufrir un incendio en 1981 y cesar en la fabricación, los edificios de Matesa se reforman, en 1988, para destinarlos a oficinas y locales de pequeñas empresas.
La penetración del Movimiento Moderno en Navarra fue tardía y tuvo una escasa incidencia. De entre los primeros ejemplos que revelan una concepción moderna hay que destacar la primitiva fábrica de embutidos Argal, construida en Echevacoiz en 1939 y actualmente cerrada un volumen desornamentado articulado por las retículas de huecos apaisadas, y la aquí seleccionada. El proyecto responde a un diseño de clasicismo atemporal fronterizo con el racionalismo, que ejemplifica brillantemente la complejidad de la arquitectura de los cuarenta por su posición a caballo entre tradición y modernidad. En la arquitectura española se conservan buenos ejemplos de esa lectura, caso del Centro de Investigación Repsol Petróleo en Madrid Fernando Moreno Barbera, 1947 1953. Este conjunto fabril presenta una composición muy interesante, al ordenar acertadamente unas fachadas de gran desarrollo longitudinal a través de la repetición de una retícula continua de huecos intercalados por pilastras. Esos grandes ventanales ayudaron igualmente para conseguir un volumen más ligero y diáfano, que a la vez atempera la masividad de ese gran cuerpo longitudinal. También se juega con el contraste cromático entre el rojo del ladrillo de las pilastras y el ocre de los entrepaños. En lo constructivo responde al modelo de la fábrica de pisos para ajustarse a las características de la producción textil, y su armazón se resuelve con sólidas estructuras de hormigón armado para así soportar las grandes cargas de la pesada maquinaria textil. La ordenación original de esta factoría se articulaba mediante una interesante planta en H, con los dos brazos paralelos dispuestos hacia el este calle Artica . El brazo mas cercano a la carretera se reservó a los roperos comedores, edificio de oficinas y torre del reloj, mientras que el situado al fondo se destinó a los telares. En 1988 cerró definitivamente como consecuencia de una profunda crisis provocada por la caída de las ventas, y el espacio lo arrendaron a diferentes organismos e instituciones.