Constituye un ejemplo único en España de factoría subterránea para el almacenamiento de productos derivados del petróleo.
Esta refinería pertenecía a la Sociedad Anónima El León, una de las dos industrias existentes dedicadas al almacenaje y manipulación de petróleo. En 1875 se concedió permiso a la sociedad Deutsch e Hijos de París para iniciar la actividad en el establecimiento de la antigua fundición La Británica. Hacia 1900 ya constituía un importante conglomerado industrial que abastecía al 55 por ciento del mercado español. En 1929 las instalaciones y terrenos de la refinería fueron expropiados por el estado español en beneficio de CAMPSA. Dedicada al almacenamiento y manipulación del petróleo y sus derivados era una de las dos factorías, junto a Industrias Babel y Nervión que realizaba dicha actividad en Alicante a finales del siglo XIX. En la primitiva factoría, ubicada en la ladera de la montaña en dos niveles, había una chimenea y dos depósitos grandes, y cerrando el espacio un muro de contención. Existía también un pequeño embarcadero y el muelle de Santa Ana, para embarcaciones de poco calado que transportaban el crudo para su destilación. A partir de 1936 se decidió que fueran la ubicación definitiva de CAMPSA dedicándolas al almacenaje, distribución y comercialización. Lo único que se conserva en la actualidad es la factoría subterránea que consta de tres galerías principales y siete secundarias en forma reticular desde donde se accedía a dos tipos de depósitos para almacenar crudo de 2.000 y 500 metros cúbicos de capacidad. La actividad se abandonó en la década de los años 60.
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