PATRIMONIO INDUSTRIAL

100 ELEMENTOS DEL PATRIMONIO INDUSTRIAL

Poblado minero de Fontao

Poblado surgido en torno a las minas de wólfram, un mineral estratégico para la industria armamentística, con un lenguaje arquitectónico y urbanístico innovador, constituyendo un hito en la historia de la arquitectura contemporánea gallega.

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Descripción

Constituye uno de los ejemplos más significativos de poblado industrial construido en Galicia a lo largo del siglo XX.

Nace ligado a la explotación de las minas de wolframio, mineral estratégico en la producción de armamento en los años anteriores y posteriores a la Segunda Guerra Mundial, en los que alcanza su máxima actividad.

Se trata de un poblado autónomo con un nivel de dotaciones importante iglesia, escuela, cine y tiendas y con un lenguaje arquitectónico y urbanístico innovador para su época, constituyéndose en un hito en la historia de la arquitectura contemporánea en Galicia.

El origen de la mina de Fontao lo encontramos documentalmente en la segunda mitad del siglo XIX. El yacimiento era muy rico en mineral, pero se encontraba en una zona apartada y de difícil comunicación entonces. A finales del siglo XIX, en 1897, la compañía inglesa The San Finx Tin Mines Company Limited comenzó a explotar las minas, pasando el control a la empresa francesa Société des Étains de Silleda en 1927. La producción comenzó a crecer y aumentó el número de trabajadores, pero se hacía imprescindible la construcción de una carretera que sustituyera al camino de carros intransitable en invierno.

A finales de la década de los años 30 la mina cambia de nuevo de titularidad, pasando a manos de la familia Cort, que constituye la sociedad Wolfram Hispania SA que posteriormente pasaría a denominarse Fomento Hispania SA., y que explotaría las minas durante la Segunda Guerra Mundial, momento de mayor esplendor, teniendo como principal comprador a los alemanes.

Después de la Segunda Guerra Mundial la demanda de wolframio se estabiliza, pero la mina de Fontao se moderniza y mejora en calidad, encontrando en la guerra de Corea un nuevo escenario para la producción. En 1963 cesa la actividad de la mina, continuándose la explotación a cielo abierto hasta 1974, cuando dejó de ser rentable económicamente.

La historia de la explotación minera de Fontao discurre en paralelo a la necesidad de asentar a los trabajadores a pié de mina. Inicialmente se construyeron grandes barracones de madera, donde vivían apiñados los mineros y sus familias, en condiciones precarias. Surge entonces la necesidad de dar a los trabajadores unas condiciones mínimas de habitabilidad en sus viviendas.

El proyecto fue trazado por el arquitecto César Cort Gómez Tortosa en 1954 y la obra se llevó a cabo entre 1955 y 1958 dirigida por el arquitecto Joaquín Basilio Bas, dando como resultado un poblado autónomo con un nivel de dotaciones importante para su época y con un lenguaje arquitectónico y urbanístico muy diferente a lo que entonces se conocía, constituyéndose en un hito en la historia de la arquitectura contemporánea en Galicia.

Podemos diferenciar en él la zona residencial y la zona de equipamientos y servicios. La zona industrial, con las instalaciones mineras, se encuentra más apartada en una zona más baja, próxima al curso del río Deza.