Es uno de los máximos exponentes del siglo XVIII, constituye con su curso de agua y sus edificaciones anexas un testigo histórico de una época, con interés tanto por sus elementos individuales como por su valor de conjunto.
El Canal de Castilla es una de las obras públicas más ambiciosas y de mayor envergadura y trascendencia realizada en la España moderna. Es una obra de ingeniería con un amplio conjunto de infraestructuras viarias, construcciones e instalaciones industriales vinculadas a lo largo de todo su trazado. Su configuración tiene forma de Y invertida con tres ramales que discurren de norte a sur pro tres provincias: Palencia, Burgos y Valladolid y por una orografía irregular hasta alcanzar la campiña de Tierra de Campos, con trazado recto en ocasiones y sinuoso en otras, volado unas veces por encima de ríos y atrincherado en otras para formar su cauce. Tiene una longitud total de 207 kilómetros, salvando un desnivel de 148,7 metros a través de 49 esclusas y su sección es trapezoidal con una anchura entre 11 y 21 metros y una profundidad variable entre 1,5 y 3 metros. Fue construido entre 1753 y 1849 con un primer y prioritario objetivo de navegación y transporte. Subsidiariamente, su segunda función fue el regadío, cometido que conserva en la actualidad, tras suspenderse en 1955 la navegación. A estos usos hay que sumar el aprovechamiento industrial, menos importante en los planteamientos iniciales pero que ha sido a la larga el más destacado.