La fábrica de San Juan de Alcaraz fue la primera y más moderna metalurgia de estas características en Europa y la única que hoy conserva edificios e infraestructuras hidráulicas de la época de su fundación.
Las fábricas de latón se aglutinaron alrededor de dos núcleos separados entre sí por una distancia de un cuarto de legua larga, recibiendo cada uno de éstos uno de los nombres de su fundador Graubner: San Juan y San Jorge. En esta factoría las aguas que daban movimiento a los ingenios en uno y otro núcleo no pertenecían a un mismo río. San Juan, que era el núcleo principal, estaba situado en la vega de Riópar, aprovechando las aguas de un arroyo perenne que nacía en sus proximidades. El lugar estaba despoblado, existiendo tan sólo algunos espinos y chaparros. El conjunto de San Juan está integrado por cinco núcleos construidos en dos ejes verticales. En el primero de ellos está el espacio principal y la zona superior de alambrería y en los dos laterales las zonas de trabajo del latón con unas dimensiones de unas 400 varas de largo por 300. En San Juan estaban instalados cuatro hornos de grandes dimensiones, enterrados, introduciéndose en ellos los crisoles cargados con las proporciones adecuadas de cobre, mineral de calamina y carbón en polvo. Tras ocho horas de fuego lento, que era el tiempo en que se formaba la aleación, se avivaba el fuego para obtener una fusión total del latón formado. Cada uno de los hornos admitía ocho crisoles, siendo la producción semanal de todos los hornos que trabajaban día y noche de 3.846 libras. El latón así obtenido constituía la torta, y sufría una nueva fusión para adecuarlo a su finalidad. Así, si se deseaba obtener latón en barras, se fundía en moldes de esta forma; por el contrario, si se deseaba fabricar planchas, el latón fundido se colaba entre dos losas de piedra grandes y allí se solidificaba. Esta segunda fusión se llevaba a cabo en cinco hornos de viento. San Jorge estaba, a orillas del río Mundo, al pie del cerro llamado Calar, junto a las minas que se abrieron para extraer la calamina o mineral de zinc. En este lugar, tan despoblado como el primero, había pinos, carrascas y robles. En San Jorge, distante de San Juan un cuarto de legua, se aprovechaban las primeras aguas del río Mundo para mover los ingenios. Contando a partir de la cascada que da nacimiento al río Mundo, a un cuarto de legua aguas abajo, se encontraba el laboratorio donde se determinaba la composición y riqueza de los minerales, y la calidad de los productos obtenidos. Las aguas para mover los ingenios se derivaban de una presa de 22 pies de altura y 150 de largo, de la cual arrancaba un canal de 600 pies de longitud. La fábricas han tenido un curioso proceso de propiedad y relación con la administración. En 1846 las fábricas fueron vendidas a un consorcio que constituyó la Sociedad Metalúrgica de Alcaraz. La sociedad cotizará en bolsa y entre sus accionistas aparecen la reina María Cristina y entre sus presidentes estuvo Juan Bravo Murillo. Las relaciones con el ejército intentan mantener y ayudar la producción de la fábrica.
Museo de las Reales Fábricas: Martes a Sábado: 10:30 a 13:30 h. y 17:00 a 20:00 h. Domingos: 10:30 a 13:30 h. Lunes cerrado.
