El mejor ejemplo de arquitectura industrial del siglo XIX en Cantabria fue la sede durante más de dos décadas de la Feria de Muestras Regional.
En los muy primeros años del siglo XX, el hundimiento de las importaciones de azúcar de caña procedentes de Cuba favorecieron en toda España el establecimiento de fábricas de tratamiento de remolacha. Tal fue el caso de la de Torrelavega, activa como azucarera hasta 1919. Siete años más tarde, en 1926, las instalaciones, previa remodelación parcial, fueron reaprovechadas para el establecimiento de una fábrica de harinas lacteadas, leche condensada y envases de hojalata. Hacia 1930, y como un paso más en el proceso de monopolización de la rama iniciada por Nestlé ya desde años antes, La Lechera Montañesa o, más popularmente, El Niño, en razón de su principal marca comercial será absorbida por la firma suiza para verse cerrada a mediados de la década siguiente. Tras frustrarse un temprano e interesante proyecto de museo industrial que habrían de albergar sus instalaciones y que explica la presencia de algunas máquinas al aire libre en su inmediato entorno, donadas por diferentes empresas , la fábrica fue restaurada a mediados de la década de los años ochenta del siglo XX, y rehabilitada como recinto ferial de la región y, en una parte, como sede del Centro de Investigación del Medio Ambiente, organismo dependiente del Gobierno Regional de Cantabria. Se presenta como una macla de varios edificios, dominada por una esbelta chimenea de ladrillo y un depósito de agua elevado, construido en hormigón.
