La Azucarera de San Juan constituye una de las edificaciones industriales emblemáticas, no sólo de la isla de Gran Canaria, sino del resto del territorio industrial.
Los comienzos de esta emblemática empresa se sitúan a finales del siglo XIX, 1890, gracias a la iniciativa del empresario majorero Juan Rodríguez y González. Durante los primeros años de actividad se centró en la obtención de azúcar y miel de caña. Posteriormente, ampliaron la oferta a la fabricación de caramelos, alcoholes y aguardientes, entre los que sobresalían el vodka y el afamado y reconocido Ron de Telde. En 1991 se produce el cierre definitivo. La Azucarera de San Juan la conforma un conjunto fabril, de 3.547 metros cuadrados de superficie, integrado por varias edificaciones exentas unidas por espacios libres interiores. Entre dichos inmuebles podemos encontrar la fábrica propiamente dicha, el taller de reparación de maquinaria, oficinas y edificaciones auxiliares control de personal, depósito de aceites, almacén de botellas. La Factoría es la edificación más relevante: de planta cuadrangular, cubierta a dos aguas con cerchas de hierro y planchas de zinc, y cuatro niveles, donde se localizan la sala de la caldera, la sala de Molturación, la azucarera, una torre de destilación, la sala de fermentación y el almacén de alcohol. El extraordinario valor que posee esta industria radica, amén de su valor histórico, en el hecho de que conserva intacto todo el equipamiento mecánico original, la mayor parte del mismo procedente de prestigiosas fábricas inglesas, francesas, belgas y catalanas.
