Arnao es un modelo de espacio minero exterior que se define por su localización fuera de la cuenca central asturiana. Es un yacimiento litoral cercano a una ciudad portuaria donde destaca el aislamiento del enclave y la intensa participación de la empresa en la organización del territorio. Su castillete es Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento desde el año 2011.
En la zona de Arnao y Santa María del Mar, en el concejo asturiano de Castrillón, el beneficio del carbón de hulla no era una gran novedad en torno a la década de los veinte del siglo XIX. Como en otras partes de Asturias se trabajaban pequeñas minas que explotaban los afloramientos de las capas y que producían una exigua, pero cada vez más necesaria cantidad de carbón con destino a las fundiciones de los arsenales de la marina de guerra. La llegada de la Real Compañía Asturiana de Minas, RCAM, cambiará este panorama desde 1833, ya que constituye la primera experiencia regional de explotación del carbón con técnicas industriales y capitalistas, tanto en lo que al beneficio del mineral se refiere, como a la propia política de empresa. El proyecto de la RCAM, demostrará la ventaja de localización que el carbón de hulla podía asignar a una incipiente industrialización, especialmente a partir de 1854 cuando la Compañía toma el rumbo definitivo de aprovechar los carbones en la inmediata fábrica de zinc que construyen también en Arnao. Son por tanto dos ámbitos productivos los que definen Arnao: la mina de carbón y la fábrica de zinc. La mina de carbón de Arnao constituye la primera experiencia en Asturias de técnicas de explotación mediante un pozo vertical de extracción, adelantándose más de cincuenta años a su desarrollo en la Cuenca Hullera Central. Se trata de una suerte de castillete de fábrica de ladrillo revestido de planchas de zinc que es en sí mismo un documento patrimonial e histórico de primer orden. Pero además, el castillete de Arnao conectaba con una serie de planos inclinados que abrían los frentes de laboreo bajo el lecho marino, siendo de nuevo la primera y, en realidad, única experiencia regional de explotación submarina. Actualmente, el Museo de la Mina de Arnao recupera parte de las infraestructuras originales como zonas expositivas e interpretativas y, además de su exposición permanente, permite al visitante recorrer parte de las galerías reales de la Mina. Respecto a la fábrica de zinc, las instalaciones han sufrido numerosas intervenciones derivadas de una actividad que se extiende desde 1854 hasta la actualidad. Sin embargo, aún es posible reconocer interesantes edificios y maquinaria de los siglos XIX y XX, así como seguir en su plano la evolución de una planta que, al principio no distinguía entre espacio residencial y de producción y que pronto generaría un complejo poblado de empresa a su alrededor. De este modo, la planta de Arnao conserva chimeneas, edificios y maquinaria histórica, pero también nos muestra algunos buenos ejemplos de las nuevas corrientes en arquitectura aplicadas a los espacios industriales, como las garitas de entrada, y, sobre todo, es un ejemplo vivo de las complejas relaciones espaciales internas que se dan en los espacios industriales históricos a través del contacto entre espacio de producción y de residencia, de la planta industrial y del poblado de empresa. Un poblado de empresa intensamente jerarquizado entre los espacios de los cuadros directivos y los de obreros y en las tipologías edificatorias resultantes de ello, pero interesante también en cuanto a las políticas sociales desplegadas: el economato, las escuelas del Ave María.