Las centrales de EMESA destacan por su cuidada arquitectura siguiendo las novedades estilísticas del momento. Sobresalen su fábrica modernista 1907 y su central racionalista 1929 .
Ante las grandes dificultades orográficas y geológicas para construir centrales eléctricas en el Ebro, los meandros suponían el modo más fácil de ganar altura sin necesidad de construir canales de difícil mantenimiento en la llanura inundable, y aún más complicados en los escarpes de yeso. Por esta causa, en los primeros años del siglo XX, todos los meandros del bajo y medio Ebro fueron aprovechados para construir centrales eléctricas, entre las que destacan la de El Cortijo en Logroño, la de Flix y las dos de Sástago. La central eléctrica y fábrica de carburo de calcio de E.M.E.S.A. se inauguró el primer día de julio de 1907, comenzando la producción de carburo en febrero de 1908. El salto se obtuvo mediante la construcción de un túnel que aprovechaba el azud de Montler, situado bajo el casco urbano de Sástago. Unos años más tarde se construyó la central nº2 16 de enero 1917 al 17 de enero 1929 cortando el meandro en el azud Cinco Olivas. A mediados del siglo XX aún se construyó una última central la nº3 en el azud de Menuza, que al igual que las anteriores fue fruto de una acuerdo entre E.M.E.S.A. y las comunidades de regantes, por los cuales la empresa hidroeléctrica emplearía los azudes a cambio de correr con las reparaciones de los mismos. Electro Metalúrgica del Ebro, S.A. se ocupó de reconstruir las zonas dañadas de los azudes que utilizaba, y para contar con mayor caudal en sus centrales, sustituyó las centenarias norias por motobombas para el riego de las huertas. Mantiene en buen estado la casa de administración y la nave de generación, habiendo sido muy modificada la planta de carburo, aunque mantiene parcialmente los hornos.
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