La Real Fundición de Cañones de Sevilla se crea en torno a 1565 en el sevillano Barrio de San Bernardo. Su legado es testimonio de un importante cambio cultural entre Europa y América y constituye un gran ejemplo de tipología de carácter industrial que documenta los diferentes modos constructivos de las tradiciones europeas desde la Edad Media a la industrialización.
El origen de la Real Fundición de Cañones de Sevilla lo situamos en torno al año 1565 en el sevillano Barrio de San Bernardo, a extramuros de la ciudad, en el primer taller de fundición creado por Juan Morel, de donde saldría la fundición del Giraldillo. De la primera construcción no quedan restos en superficie ya que a partir de la construcción de la nueva fábrica desde 1720 las demoliciones del taller antiguo fueron constantes hasta conseguir la fábrica actual iniciada con los trabajos de Próspero Verboom con su original y funcional sistema constructivo de estructura celular de cuadrículas. Las elevadas bóvedas vaídas se levantaban sobre monumentales pilares cruciformes que se articulaban en altura por medio de arquitrabes. Con este sistema modular la ampliación del edificio industrial era una realidad que anticipaba los conceptos de flexibilidad tan queridos por los proyectistas de la revolución industrial. Las principales fechas de construcción se encuadran entre los años 1757 y 1782, fechas en las que participaron varios arquitectos e ingenieros como Vicente Sanmartín y Jean Maritz. Las diversas instalaciones ocupan actualmente una superficie aproximada de 18.000 metros cuadrados construidos sobre una parcela de 20.000, lo que da idea de sus dimensiones. Tras las sucesivas ampliaciones y modificaciones nos encontramos con una extensa ciudad industrial que se componía de las siguientes instalaciones: molinos y lavaderos de tierras, taller de afinos y fundición de hierros, hornos de fundición de bronce, taller de molderería, taller de máquinas, taller de grabería, taller de carpintería y ferrería y sala de acabado, además de oficinas, viviendas y servicios. Combina las tipologías de pabellón de cubierta plana, nave a dos aguas y naves en diente de sierra en las sucesivas fases de ampliación . Destaca la gran fachada dividida en módulos por pilastras, en cuyo centro se sitúa la portada en ladrillo visto de dos cuerpos, rematada por un frontón recto partido y presidida por un reloj. El edificio se encuentra en uno de los arrabales históricos más antiguos de la ciudad junto con el de Triana, el barrio de San Bernardo, y ambos resultan tangentes a una de las radiales de la ronda de casco histórico: la avenida Eduardo Dato. La situación extramuros configuró el barrio como zona fabril en una trama urbana de carácter suburbial, donde su originó un espacio industrial de gran importancia gracias a la proximidad de la Estación Ferroviaria de San Bernardo.
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