La Fa brica de Armas de Toledo, donde se elaboraban espadas y otro tipo de armas blancas destinadas al eje rcito, ha sido reconvertida en campus universitario en el que estudian cerca de 4.000 alumnos.
La política ilustrada de Carlos III plantea la construcción de una Real Fábrica de Espadas en Toledo junto al río Tajo para aprovechar la energía hidráulica. El Rey encarga el proyecto al ingeniero arquitecto Francisco Sabatini que ha venido de Italia con él. Sabatini construye un gran edificio de planta rectangular con dos patios interiores en torno al cual, a través de galerías, se sitúan las diversas estancias. En el patio delantero, se sitúan los espacios representativos: sala de oficiales, capilla, exposición de material y en la parte posterior, que inicialmente tenía una sola planta, las zonas de fundición y preparación de las espadas. Al final del edificio se sitúa el canal que con un recorrido subterráneo viene desde los molinos de Azumel en una obra de ingeniería que permite aprovechar el desnivel entre la entrada y la salida del agua, teniendo así la fuerza para mover las ruedas que acaban impulsando las piedras de afilar. El edificio de Sabatini se inaugura en 1783 y prácticamente permanecerá como única edificación del conjunto hasta finales del siglo XIX. Se desarrolló todo un modelo constructivo de las formas de hacer en los siglos XIX y XX que acaba conformando cerca de 50.000 m2 construidos en una urbanización de unos 200.000 m2. Junto a la producción de armas blancas y posteriormente de cartuchería y artillería ha fabricado armas de caza, cuchillas de afeitar y material quirúrgico. La proximidad del río y la vegetación cuidada introducida por los militares en los dos siglos de actividad configuran un conjunto con zonas peatonales agradables en las que se inserta la arquitectura sencilla de las diferentes naves que tienen desde 100 m2, las más pequeñas, a los cerca de 9.000 m2 que tiene el Edificio Sabatini. La fábrica ha permanecido en actividad hasta la última de cada del siglo XX. A finales del siglo XX, 1997, se entrega a la Universidad de Castilla La Mancha que ha rehabilitado todo el conjunto a modo de campus universitario. Cerca de 4.000 alumnos han convertido la ciudad militar en la ciudad del saber y la investigación con modernas tecnologías de comunicación y energía.
Reconvertido en el Campus Tecnológico de la Universidad de Castilla La Mancha.
