Estación de ferrocarril de La Concordia.
La Compañía de los Ferrocarriles de Santander a Bilbao se constituyó en la capital vizcaína el 7 de julio de 1894. Entonces, el punto de origen de la línea en Bilbao se encontraba en el periférico barrio de Zorroza, así, para que los trenes pudieran alcanzar directamente el centro de la capital vizcaína se valoró la posibilidad de instalar un tercer carril en las vías del ferrocarril de Bilbao a Portugalete. Sin embargo, la idea pronto fue abandonada ante sus dificultades técnicas, por lo que se optó finalmente por construir una terminal propia en el corazón de Bilbao, en unos terrenos conocidos como de la Concordia. La construcción de este pequeño tramo de 5 kilómetros de longitud exigió obras de gran envergadura, dada la falta de espacio existente. El primer paso para el establecimiento de la estación fue la adquisición de una parcela de 1.539 metros cuadrados, operación realizada el 19 de febrero de 1894, a la que se sumaron otros 3.171 metros cuadrados cedidos por la vecina Compañía del Norte a cambio de la construcción de los muros de contención de su nuevo patio de coches. Iniciados los trabajos en marzo de 1896, para el óptimo aprovechamiento del espacio, las vías de la terminal se dispusieron sobre un amplio puente de estructura metálica bajo el que se estableció el vestíbulo, de forma análoga a la de algunas estaciones de Berlín, levantadas también sobre viaductos. Las obras estaban prácticamente concluidas en el verano de 1898, por lo que el 21 de julio entró en servicio con el establecimiento de tres trenes diarios a Santander y otros tantos a Balmaseda. Junto a la gran estructura en puente, el aspecto más destacado de la estación es la elegante fachada con la que Severino Achúcarro cerró las instalaciones sobre la céntrica calle Bailén.
